miércoles, junio 28, 2006

e-books: de libros y democracias

Hace un par de semanas recibí un e-mail con un «asunto» de aquellos que despiertan sospechas, pero que no puedes dejar de abrir: decía «imperdibles». Afortunadamente, la paranoia digital que me suele embargar con ese tipo de mensajes no me impidió entrar en lo que luego se convertiría en el favorito de mis «favoritos».

El «mensaje sospechoso» era un enlace a un portal de e-books (libros digitales o digitalizados) en el que encontré muchos de los títulos que siempre quise tener. Ni decir las maravillas que descargué: El Quijote, Las mil y una noches, La náusea, Los versos del capitán, Imperio, Cien años de soledad, ¡y hasta un Manual de Psicología para principiantes!
La circulación de libros digitalizados en Internet surgió hace algunos años como resultado de la conjunción de unas tecnologías, necesidades y prácticas que tienen su origen en distintos espacios y actores.

Por una parte, la informatización de la actividad editorial hace que hoy la publicación de cualquier libro implique inevitablemente convertir el texto en un archivo digital. Igual que en las ediciones «de papel», existen diversos formatos digitales, desde el clásico «texto plano», hasta las versiones más avanzadas de programas «Lectores» (readers), que transforman los libros en archivos de distinto «peso» y «tamaño».

El alto costo de los libros impresos, sumado al límite del número de ejemplares y a las engorrosas dificultades de distribución, hace que acceder a ellos no siempre sea cuestión de ir a la librería del barrio, sino que puede convertirse en una verdadera hazaña.

Igualmente, para muchos autores, la publicación en papel no siempre está al alcance de la mano, pues las editoriales no suelen estar dispuestas a arriesgarse con creadores jóvenes, nuevos o no consagrados, de modo que muchos de ellos y de sus obras nunca llegan a publicarse.

Si a la combinación de estos factores se añade el mejoramiento de las características técnicas de Internet (mayor cobertura y velocidad de transmisión), existen condiciones y razones suficientes para justificar el surgimiento de los e-books.

Pero esta combinación de causas y azares no es nada nueva; de hecho, hace ya varios años que esto de «bajar» libros de la Red es una práctica habitual, tanto así que incluso las últimas versiones de Windows (sistema operativo de nueve de cada diez ordenadores del mundo) incluyen la carpeta «My e-books» como parte del paquete que se instala con el mismo programa, igual que las ya conocidas «Mis Documentos» o «Mi PC».

Los dilemas

Pese a los indiscutibles beneficios de esta práctica, no todos están de acuerdo con ella, pues supone el cuestionamiento de la propiedad intelectual y de la misma actividad editorial, y el entramado económico en que ésta se sustenta.

Quienes defienden la actividad editorial se basan en el legítimo temor de que ante la posibilidad de reproducir los libros, bajen considerablemente sus ventas y en negocio se venga «a pique». Nada distinto, por cierto, los temores que por décadas han tenido las compañías discográficas y audiovisuales, ninguna de las cuales se acerca siquiera a la quiebra.

Por su parte, quienes apoyan la libre circulación de e-books por la Red apuestan por la democratización de las obras, tanto como objetivo político, como estrategia de difusión y promoción, a lo que suman la practicidad y cada vez más universalidad del sistema.

Dependiendo de las legislaciones de cada país, la práctica de reproducir y difundir libros online puede constituir un grave delito, castigado incluso con penas de cárcel. Pero el tema es demasiado complejo, pues los libros circulan a través del mundo y sus autores y editoriales pueden perderle la pista fácilmente, sobre todo si los primeros son iniciados, y las segundas, pequeñas y locales.

Más allá de las distintas posiciones, lo que está en discusión es el acceso al capital intelectual de la humanidad, y entiéndase por ello no sólo la creación de los clásicos de la literatura universal, sino de todas aquellas obras que aunque desconocidas, han contribuido a formar nuestras fantasías, teorías, creencias y conocimientos, en suma, gran parte de lo que somos, tanto como seres individuales y sociales.

Aún cuando la irrupción de la multimedialidad en las aulas ha revolucionado las maneras de aprender de las generaciones jóvenes, el libro sigue siendo el soporte a través del cual, por excelencia, nos acercamos al saber, a las ciencias, a la literatura, a la fe, a la lírica, al humor…

Si creemos que las sociedades evolucionan, precisamente en la medida en que los ciudadanos se educan, aprenden, incorporan nuevas visiones, ¿por qué, entonces, limitar el acceso a la fuente principal de esa formación?
Por supuesto que la libre circulación de textos a través de Internet no resolverá el problema de la falta de educación en el mundo (menos aún si persiste la «brecha digital»), pero al menos no le pondrá obstáculos adicionales, sino que facilitará el libre acceso de muchos a textos que de otra manera jamás conocerían.

Con todo, el debate en torno a los e-books dista mucho de ser un tema resuelto, al menos en el corto plazo, pues son muchos los intereses que en él se conjugan y que probablemente no se resolverán sino en el marco de las legislaciones y acuerdos sociales que se puedan adoptar en cada país.

De momento, y mientras sea posible, «bajar» de la Red una buena novela o un interesante texto teórico, puede ser una excelente manera de repensar estos interrogantes, aunque antes de hacerlo, más vale informarse sobre qué dicen al respecto las legislaciones nacionales.

Páginas de interés

«Libros electrónicos, ni libros, ni electrónicos», De Cory Doctorow
Artículo para la Conferencia O'Reilly sobre Tecnologías Emergentes (
http://jamillan.com/doctorow.htm)
Artículo de Alfons Cornellá, publicado en Infonomia
http://www.booksfactory.com/unlibro.html
Artículo de ficción sobre un futuro donde leer es privilegio de unos pocos.http://www.gnu.org/philosophy/right-to-read.es.html
Creative Commons es una entidad sin fines de lucro orientada a publicar el material creativo de sus usuarios. Fue toda una revolución cuando fue creada por Lawrence Lessig en el 2001http://creativecommons.org/
La propiedad de la propiedad intelectual, de José Antonio Millánhttp://jamillan.com/propi.htm
Algunos títulos de narrativa, gratis y en inglés, listos para descargar en Planet PDF (http://www.planetpdf.com/free_pdf_ebooks.asp).
Ebook-community: un grupo de dicusión de Yahoo, donde se puede acceder a las preocupaciones y últimas noticias en torno al mundo de los libros electrónicos (en inglés):
http://groups.yahoo.com/group/ebook-community/messages
La biblioteca de la Universidad de Pennsilvania con ejemplares digitalizadoshttp://www.franklin.library.upenn.edu/
La biblioteca de la Universidad de Harvard con ejemplares digitalizadoshttp://lib.harvard.edu/