miércoles, junio 28, 2006

Desnudos en Internet

Haga la prueba. Ingrese a su buscador online preferido (Google, Altavista, Yahoo, etc.) y digite el nombre de su mejor amigo –o si prefiere, el suyo. Presione ENTER o el botón BUSCAR del programa escogido… ¿Cuál es el resultado?, ¿qué información aparece?, ¿sabía usted que hay otra persona que se llama igual y que es…?

Así de simple. Gracias a los poderosos buscadores de Internet, hoy es posible en apenas unos segundos, averiguar quién es, qué hace, qué edad tiene y cuál fue el último trabajo de una persona… y eso en el peor de los casos, porque también puede ocurrir que la persona buscada tenga su propia página Web, con su currículum y su álbum de fotos o incluso hasta su propio diario de vida o bitácora (Weblog) en la Red, con lo cual, lo que podríamos llegar a saber de ella sería muchísimo más.

Sí, en Internet estamos prácticamente desnudos, pues en ella es posible acceder a muchas informaciones individuales dispersas, disgregadas en distintas bases de datos o sitios Web, pero que los megabuscadores son capaces de rastrear cada vez con mayor precisión y velocidad.

¿Quién no ha utilizado alguna vez esta herramienta para saber más de un conferenciante, un empresario, un político, del nuevo gerente de la empresa, del profesor recién llegado o incluso –por jugar- del compañero de trabajo? El que no lo haya hecho nunca que lance la primera piedra…

Tranquilo, yo tampoco pude lanzarla.

La información es poder y en Internet el volumen de información disponible es abrumador y sigue creciendo exponencialmente día a día. Ante esto resulta imposible no preguntarse ¿quién o quiénes acceden a esa información?, ¿cómo la gestionan?, ¿para qué la utilizan?, ¿con qué fines? Como siempre no hay respuestas únicas. Son numerosas las variables que influyen en ellas.

Nos miran

Una vertiente de análisis –crítica- enciende una luz de alerta ante la posibilidad de la divulgación de datos personales con fines que pueden afectar negativamente la vida de las personas a distintos niveles. Esto puede traducirse por ejemplo en la recepción indeseada de correo basura en el e-mail personal, o incluso en la imposibilidad de encontrar trabajo debido a que las entidades a las que se postula han encontrado en Internet alguna información del postulante que les hace dudar de su idoneidad.

Esta situación que puede parecer exagerada es pan de cada día en algunos países de Latinoamérica gracias a una empresa que se dedica a recopilar antecedentes personales y financieros de personas y empresas, para venderlos a otras personas y otras empresas que los usan para tomar decisiones generalmente comerciales o laborales. De hecho, en algunos de estos países es una práctica habitual que las compañías compren el «informe de antecedentes» de una determinada persona antes de contratarla. Si el documento señala que el postulante tiene algún tipo de deuda bancaria u otros datos por el estilo, lo más probable es que no le contraten. Sin trabajo, difícilmente se pueden pagar las deudas; y con ellas, es imposible encontrar trabajo…

Lo que ocurre en el ámbito laboral puede hacerse extensivo a cualquier esfera de la vida de una persona de la que exista información digitalizada, de modo que esta reticulada desnudez puede llegar a ser todo un problema, dependiendo de qué información circule, quién la utilice y cómo.

El resultado de esto es una hiperexposición personal en la Red, similar a la que conseguía la arquitectura panóptica descrita por Jeremy Bentham a fines del siglo XVIII, y que era utilizada como mecanismo de vigilancia permanente sobre los residentes de instituciones donde la disciplina es la herramienta clave para cumplir sus objetivos. Hablamos de cárceles, regimientos y –paradójicamente- escuelas.

En nuestra sociedad tecnologizada ya no son necesarios aquellos enormes edificios diseñados por Bentham para posibilitar la vigilancia total de los ciudadanos, pues Internet, con su infinita red de terminales y conexiones, puede cumplir la misma función con un cada vez más accesible y simple sistema de cámaras y micrófonos estratégicamente distribuidos en los lugares públicos o privados que se pretende controlar.

El exitoso programa televisivo «Gran Hermano» -que ha sido replicado en prácticamente todo el mundo occidental- es el mejor ejemplo de ello, pues lo que constituye su principal atractivo para quienes lo siguen es al mismo tiempo el motivo que lo hace tan criticable para quienes de él se descuelgan: la posibilidad de la visión total (panóptica), tal como lo describe George Orwell en «1984», donde los habitantes de una sociedad totalitaria están siempre bajo el ojo del dictador al que se le conoce como Big Brother.

Una visión cinematográfica actualizada, pero basada en el mismo cuestionamiento es la que se plantea tanto en «Informe Minoritario» («minority report»), de Steven Spielberg, o más recientemente en «La isla», de Michael Bay.

Mírame

Nos quejamos de la vigilancia total que nos desnuda involuntariamente en la Red, pero sin embargo hay muchos que eligen desnudarse literal o metafóricamente en las salas de chat o en los Weblogs, publicando lo que hacen, sienten, piensan o sueñan, sin contar las innumerables fotos que muchos publican en la Web.

De alguna manera se trata de un ejercicio de confesión pública, aunque no necesariamente con el sentido originario de «arrepentimiento» que conlleva esa palabra. Muy por el contrario, en ocasiones hasta lo hacen como un ejercicio de transgresión para tentar los límites de lo socialmente aceptado o de lo políticamente correcto.

Es el caso de «la Casa Radiante», un inmueble diseñado por Le Corbusier situado en Rezé, cerca de Nantes, Francia, donde los habitantes han invertido las mirillas de las puertas para ofrecer su intimidad a los transeúntes que acerquen el ojo. Lo mismo ocurre en miles de Weblogs donde los autores narran su vida pública y privada como si estuviesen en el diván de su psicoanalista, o tomándose un café con su mejor amigo; es decir, contándolo todo. En este caso se invierte el principio de la vigilancia como mecanismo de control individual y social, pues es el mismo ciudadano-usuario el que se desnuda públicamente, en una suerte de exhibicionismo descarado y voluntario. La diferencia, no obstante, es que muchas veces esta desnudez se hace desde «identidades fantasma», o sea, utilizando sobrenombres (nicks) que ocultan las identidades reales de los usuarios.

En estos casos, la superexposición es una decisión personal y consciente con la cual se busca conseguir diversos propósitos dependiendo de los intereses particulares de cada usuario. Así, mientras algunos se concentran en la búsqueda de nuevas relaciones sociales, otros centran su energía en dar a conocer sus escritos o fotografías con fines artísticos, o incluso hay quienes buscan dar a conocer al mundo sus capacidades y realizaciones, para acceder a nuevos horizontes laborales.

Prófugos

Más allá de los propósitos explícitos –o no- de vigilancia o exposición, la Red es una entidad que fluye y se mueve de formas tan diversas como los usuarios que de ella se sirven, con su creatividad, picardía y resistencia incluidas. Esto se traduce en que, en la práctica, en Internet los vigilantes pueden ser vigilados y los que más se exponen pueden ser los más inofensivos; los que pretenden ser anónimos, están más que identificados y los que se muestran abiertamente, parecen tener identidades falsas… La cultura hacker se encarga de vulnerar los sistemas que parecen infalibles, dejando en evidencia la fragilidad de una arquitectura informática que flaquea ante la habilidad (i)lógica de unos genios autodidactas que disfrutan superando barreras virtuales.

Y así vivimos, desnudos en Internet, paranoicos o entregados, intentando protegernos o dribleando el ojo divino de una red que a ratos puede ser pegajosa e infranqueable, o bien, resbaladiza y flexible, como un lego, que puede armarse y desarmarse infinitamente a gusto de quien se aventure a jugar con ella y en ella… ¿te atreves?

Páginas de Interés

En «El conformismo de la abyección» (http://www.Webfrancia.com/lemondediplomatique/47/
elconformismo.htm) Ignacio Ramonet analiza y critica la creciente tendencia al vouyerismo y el exhibicionismo que se aprecia en la televisión e Internet.
Dicom/equifax es una multinacional cuyo negocio consiste en recoger todo tipo de información personal, comercial y financiera de personas individuales, y luego venderla a entidades o personas como información útil, por ejemplo, para decidir si una persona tiene deudas o no y así decidir si es conveniente hacerle un préstamo, entre otros muchos casos:
https://www.dicom.cl/com/dpg.01/pag/p.com.dpg.cons-dpg-pers.htm#
EEUU propone un sistema de vigilancia en Internet http://www.rebelion.org/cibercensura/rabia231202.htm
El artículo «Protección de nuestros datos personales en Internet» comenta los derechos y deberes de los usuarios al momento de entregar sus datos personales a empresas, para transacciones o compras de todo tipo. El análisis está basado en la normativa vigente en España actualmente sobre el tema.http://www.mundopc.net/actual/Internet/ecomerce/pdatos/
«Internet bajo vigilancia: balance 2004» es un artículo en que la organización Reporteros sin fronteras analizan la situación de libertad de expresión a través de Internet en el mundo, poniendo especial énfasis en el caso de Cuba:http://www.procubalibre.org.ar/informes/nota.asp?id_nota=1163